Salí de mi casa con un rostro nada común en mí, las mejillas enrojecidas y la cara iluminada cual estrella que nace en el infinito pero estrecho firmamento. Caminaba firme, con decisión y tan sólo pendiente de lo que había a mi alrededor. Habían pasado diez minutos y seguía andando por la calle sin ni siquiera saber si mis zapatillas estaban limpias, porque la verdad es que últimamente, era lo único que veía al andar.
Al poco tiempo, todo había cambiado y ya no moría por tus besos. El olvido nos atacó, y seguramente la distancia hizo el resto. Nuestros caminos se alejaron quedando unidos tan sólo por un estrecho sendero. Quizá indicaba que todavía pensabas en mi, o quizá que en mis sueños a veces te veía venir, pero nuestro orgullo, impidió que nuestro ave fénix pudiera de sus cenizas resurgir quedando atrapado en el recuerdo que siempre llevaré junto a mi.
2 comentarios:
Que bonito lo que has escrito.
Y tienes razón, un rostro puede desaparecer de tu mente con el tiempo, pero pienso que para eso estan los recuerdos...
Y sinceramente, ahora y para mi, son lo mejor que tengo en la vida.
Un beso krampack!!!!!
Vuelve ardiendo el verano
en estas brasas de infancias,
arden las estrellas en su cielo de carbón,
arden los montes,
la sed del fuego.
Arden nuestros cuerpos acostados
en las arenas de las playas,
arde el centro de nuestro mundo,
ardiendo nuestros ojos,
buscando consumirse en el oleaje.
feliz verano !!
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